Minas a cielo abierto. De Laciana a Corcoesto: el desastre disfrazado de oportunidad.
La minería a cielo abierto es, sin lugar a dudas, una de las prácticas industriales que mayor polémica suscitan en la sociedad, dado su gran poder de transformación del paisaje, de las comarcas y de sus gentes.
En concreto, en este artículo nos vamos a referir a las explotaciones a cielo abierto del norte de España, por ser uno de los focos históricos y más activos de desarrollo de esta actividad.
Recientemente se ha conocido la noticia de que una empresa canadiense pretende reactivar la mina a cielo abierto de Corcoesto, ubicada en el municipio coruñés de Cabañas de Bergantiños. Se trata de una antigua explotación minera excavada por los romanos y puesta en marcha de nuevo por los ingleses desde el siglo XIX hasta los años 70 del siglo XX, momento en el cual cesó la actividad. Según los sondeos de dicha empresa, se han localizado siete vetas de oro que reportarían beneficios millonarios a sus gestores. Para lograr el beneplácito de la comunidad vecinal, la empresa asegura la creación de 1.300 puestos de trabajo -270 directos y 1.100 indirectos-, un caramelo demasiado dulce, y más aún en el contexto tan precario en el que se encuentra España, como para plantearse el asunto con la cabeza fría.
Corcoesto, A Coruña. Fuente: Iberpix
Pero, ¿qué supone realmente un proyecto de estas características para un territorio?
La primera consecuencia es el impacto medio ambiental que supone un proyecto de este tipo tanto por la destrucción de la cubierta vegetal, la pérdida de ecosistemas, la modificación de los cauces fluviales y el desplazamiento de la fauna como por la contaminación hídrica, tanto en superficie como en los acuíferos, debido a la utilización de componentes químicos tan sumamente nocivos para la vida como son el cianuro, antimonio, níquel y arsénico.
Es precisamente este último componente, el arsénico, el que ha sido detectado- por la Universidad de Vigo y el CSIC- en estudios realizados en la antigua mina de Corcoesto, en cantidades 400 veces superiores a la normal.
También el río Anllóns, a su paso por esta localidad, presenta niveles de arsénico que duplican los límites permitidos. Ante estos datos, uno se pregunta si existen estos niveles de contaminación por una actividad que cesó hace 40 años, ¿qué pasará si se abre la mina proyectada, con unas dimensiones muy superiores a las anteriores?
Corcoesto, A coruña. Fuente: Noalamina.org
La respuesta es que la contaminación hídrica, superficial y subterránea, junto con los vapores y elementos en suspensión desprendidos de la futura actividad minera, además de provocar la destrucción total del medio natural, dará la puntilla al ya maltrecho sector ganadero e impedirá el consumo humano de agua y productos de la tierra ante el riesgo de desarrollar enfermedades tales como cáncer, problemas reproductivos, hipertiroidismo y daños permanentes en el sistema nervioso. A todo ello hay que sumar que, si los componentes químicos se filtraran hasta la ensenada, se producirían daños irreparables también para el sector marisquero, alterando por completo el normal desarrollo de la vida en este rincón de Galicia.
Por contra, los supuestos empleos que se ofrecerán desde la empresa minera pesan mucho en esta sociedad rural, que se ha visto dividida ante esta estrategia empresarial, aprovechando la desesperación de las personas por salir adelante aunque para ello tengan que destruir su comarca y, por ende, su identidad.
El paradigma de Laciana
Laciana es una comarca leonesa enclavada en la Sierra de los Ancares, que linda al norte con el Parque Natural de Somiedo, Asturias, al oeste con los montes de Babia y al sur con el Bierzo. Se trata de un valle de una gran biodiversidad surcado por el río Sil y cercado por montañas de hasta 2.000 metros de altitud, dotado de numerosas figuras de protección a nivel europeo tales como Lugar de Interés Comunitario (LIC), Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) y Reserva de la Biosfera por la UNESCO. La bandera de esta singularidad natural es la presencia de dos especies en extremo peligro: el oso pardo y el urogallo.
A pesar de todas estas protecciones normativas en materia medioambiental, Laciana ha sido testigo, durante las dos últimas décadas, de la proliferación de numerosas minas a cielo abierto, muchas de ellas sin licencia de explotación y denunciadas por la UE, existiendo, tras mucho luchar, un fallo de Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León en el que se condena a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta a clausurar todas las actividades mineras en El Freixolín.
Basta echar un vistazo a la imagen satélite para comprender el desastre natural que ha supuesto esta epidemia industrial para la comarca.
Minas en Orallo, León. Fuente: Iberpix
Cierto es que antaño, este sector dio empleo a un amplio segmento poblacional de ésta y otras comarcas limítrofes. Pero la realidad se ha impuesto 20 años después, y las explotaciones mineras dejaron de ser rentables mucho antes, siendo en esta última etapa entes totalmente dependientes de subvenciones estatales.
Una vez esquilmada la montaña de Laciana, lo que queda es una tierra horadada, estéril y contaminada, con unas poblaciones deprimidas que se hicieron excesivamente dependientes de una actividad que, desde su implantación, tenía fecha de caducidad.
Es esa excesiva especialización minera y la ausencia de otras vías de desarrollo alternativas las que han dejado a muchas personas, anteriormente dependientes de la mina, en una situación muy difícil. Muestra de ello son las marchas mineras vistas recientemente en toda España.
Mina en Laciana, León. Fuente: ecobierzo.org
La cuestión
Precisamente para evitar la actual situación de desamparo a la que se enfrenta la comunidad minera, la Unión Europea, con el objetivo de poner fin a estas explotaciones insostenibles en el año 2018, ha proporcionado una cantidad ingente de millones de euros de los Fondos Europeos de Desarrollo Rural (FEDER) y MINER para la reconversión industrial de las zonas mineras y la recolocación de todas las personas anteriormente dependientes de la minería, en otros sectores de desarrollo.
Actualmente, y después de mucho tiempo recibiendo estos fondos, no se intuye ningún atisbo de reconversión ni recuperación, y la gente sigue sumida en la incertidumbre y la desesperación. Por tanto, la cuestión es ¿qué ha sido de esos fondos?
Un mal epidémico
El caso de Corcoesto no es sino un ejemplo de los muchos proyectos de minería a cielo abierto que se están llevando a cabo en el norte de España. Así, en los municipios asturianos de Belmonte, Salave, Tapia de Casariego, Castropol y El Franco están luchando contra el desarrollo de varios proyectos de este tipo que, al igual que en Corcoesto, acabarían con el potente y tradicional mercado lácteo y ganadero de la zona. Ver enlace: http://www. elconfidencial.com/espana/ 2012/07/29/los-pueblos-que-no- querian-una-mina-de-oro- 102818/
Mina de Belmonte, Asturias. Fuente: Antonio Alba. Panoramio
La pedanía palentina de Villanueva de la Peña, perteneciente al municipio de Castrejón de la Peña, también está en pie de guerra por la reciente aprobación de una mina a cielo abierto que destrozará el paraje conocido como Valurcia. Ver enlace: http://villaraposo. blogspot.com.es/2012/11/luz- verde-de-la-junta-al-proyecto- del.html
Para acabar
Hay que ser conscientes, por tanto, de que la minería a cielo abierto es una actividad efímera e insostenible, que horada la tierra y aniquila toda forma de vida; que abre brecha en la tierra pero también lo hace en las gentes; que destruye más puestos de trabajo de los que crea ya que relega a la quiebra a las explotaciones ganaderas, agrícolas, forestales, pesqueras y turísticas; que las contrataciones son pocas y durante poco tiempo, y que sus efectos ambientales duran mucho y quizás no se vayan nunca.
Bibliografía:
Laciana, Villablino, León Google maps
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