La Sociedad Valenciana
Protectora de Animales y Plantas (Svpap) tiene que conseguir 12.000 euros en una
semana para parte de las cuotas de la Seguridad Social de los trabajadores
despedidos y a los que debe 150.000 euros en indemnizaciones
ÁLEX SERRANO VALENCIA Cerca de 500
animales, entre perros y gatos, se encuentran en una situación límite. Ajenos a
los problemas financieros de la Sociedad Valenciana Protectora de Animales y
Plantas (Svpap), que gestiona el refugio en el que viven en San Antonio de
Benagéber, el futuro de estos animales es incierto. Sobre el centro pesa una
orden de embargo si antes del próximo jueves no se recogen 12.000 euros, que se
unirían a los 6.000 que ya ha recaudado la Svpap y que servirían para aplazar el
pago de la deuda que la entidad tiene con la Seguridad Social y que asciende a
26.000 euros. Esta cantidad se tiene que abonar en concepto de las cuotas
sociales de los 8 trabajadores despedidos en 2011.
Para personificar la situación de los
animales «y hacer un llamamiento a toda la gente concienciada», según explicó
ayer Teresa Ricart, la presidenta de la Svpap, los voluntarios de la entidad se
encadenaron a las casetas de los perros y se encerraron en las jaulas en las que
viven. La estampa era sumamente curiosa. Una de las voluntarias, al colgarse del
cuello la cadena que ata a los perros, criticó que fuera «muy pesada» y reclamó
que se hicieran más ligeras.
Pero por ahora la cadena más pesada
que tiene atada al cuello la Svpap es la que controlan la Seguridad Social y los
trabajadores despedidos. Éstos denunciaron a la Svpap cuando dejó de pagarles y
les despidió en septiembre de 2011. Aquellos trabajadores se suman a los que
desempeñaban sus funciones en la clínica veterinaria de la calle Palleter, que
pasaron tres meses sin cobrar y reclamaron su nómina. Según fuentes de la
Protectora consultadas por este diario, la idea era pagarles ocho días por año
trabajado, tal como estipulaba el convenio, dijeron. Los empleados denunciaron
ante los tribunales la situación y reclamaron el pago de 45 días por año
trabajado. La justicia les dio la razón y ahora la Svpap tiene que pagar unos
200.000 euros en indemnizaciones, así como los cuatro meses y medio que
transcurrieron entre los despidos y la sentencia judicial que estipulaba la
cantidad a pagar.
Lo más inmediato es la deuda con la
Seguridad Social. Según fuentes de la entidad, llegaron «de golpe» cinco
providencias de apremio el pasado 10 de octubre. Con el puente del 9 d’Octubre y
del Día de la Hispanidad por medio, las gestiones de la Svpap con la Seguridad
Social se retrasaron, y únicamente consiguieron un aplazamiento de la deuda si
pagaban cerca del 70 %, 18.000 euros, antes del jueves 25 de octubre, el
próximo. Así las cosas, desde la Svpap se mostraban ayer optimistas con respecto
a la solidaridad que esperan recibir de simpatizantes, personas concienciadas,
animalistas y voluntarios. «Creemos que podemos lograrlo», aseguraban. En el
horizonte, alertan, está una solución que nadie quiere parra los perros y gatos
del refugio de San Antonio de Benagèber: la ejecución de los animales, que ahora
viven hacinados en un refugio atestado.
Antigua protectora de Valencia
La Svpap precedió a Modepran como
empresa concesionaria del servicio de recogida de perros y gatos en la ciudad de
Valencia. La relación de la Svpap con el ayuntamiento y, en concreto, con la
Concejalía de Sanidad que dirige Lourdes Bernal no fue positiva, sobre todo al
final. Moría el verano de 2011 cuando la Svpap dejó el servicio por los
«continuos impagos», tal como denunciaron, del consistorio, a lo que se suman,
según fuentes de la Protectora, las reducciones en las partidas presupuestarias
que sufrió la Svpap desde 2010 a razón de unos 200.000 euros por año. La
relación acabó muy deteriorada, con cruce de acusaciones de impagos y mala
gestión entre la entidad y Bernal incluida.
Bajo la lluvia y el penetrante
olor
Ni siquiera la fortísima lluvia que
en la mañana de ayer azotó toda la C. Valenciana, y evidentemente San Antonio de
Bangéber, evitó que decenas de voluntarias de la Svpap se encadenaran a las
jaulas de los perros. Para ello un grupo de ellas sacó a los animales a dar un
paseo mientras que otro se afanaba en limpiar las jaulas y eliminar, en parte,
el penetrante olor a excremento de los recintos. Después, se ataron a las
casetas y se sentaron ante las puertas para personificar la situación en la que
viven los perros del refugio. Á. S.
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