Active Search Results (ASR) is an independent Internet Search Engine using a proprietary page ranking technology with Millions of popular Web sites indexed Active Search Results
Intercambio De Enlaces - Intercambio de enlaces gratis en el que obtienes 25 backlinks para tu web en minutos

miércoles, 4 de febrero de 2015

Listado de Noticias Ambientales Internacionales 04/02/2015

LISTADO DE NOTICIAS SACADAS DE: HTTP://NOTICIAS-AMBIENTALES-INTERNACIONALES.BLOGSPOT.COM.ES/

Posted: 03 Feb 2015 04:00 AM PST


Cae el precio del petróleo: ¿adiós a las energías verdes?

Fecha de Publicación
: 03/02/2015
Fuente: BBC
País/Región: Internacional


El sentido común nos dice que si cae el precio de una fuente de energía, las fuentes alternativas se vuelven menos atractivas.
Por esta razón, es fácil pensar que la caída del precio del petróleo significa un duro golpe para las energías renovables.
Un hecho relativamente reciente en la historia de Estados Unidos parece confirmar este razonamiento.
Cuando el valor del crudo repuntó en la década de los 70, el entonces presidente Jimmy Carter hizo instalar paneles solares en el techo de la Casa Blanca.
No duraron mucho: su sucesor, Ronald Reagan, los retiró cuando cayó su precio.
La caída de su valor, pocos meses atrás, también pareciera confirmar la premisa: las acciones de varias compañías de energías renovables sufrieron un impacto negativo.

Áreas diferentes
Sin embargo, la realidad no se ajusta estrictamente a esta lógica. El mundo de la energía ya no es el de antes.
Para empezar, el petróleo no compite con la energía eólica y solar.
Cumplen roles diferentes: el petróleo es dominante en el área de transporte mientras que las renovables se emplean para generar electricidad.
Desde los 70, se ha reducido el uso de crudo en las centrales eléctricas.
Fue reemplazado por el gas, considerado como una opción más limpia y segura, y menos vulnerable a las crisis internacionales.
Por ende, el precio del petróleo no afecta directamente el mercado en el que operan las energías renovables.
Luego están las turbinas de viento y los paneles solares.
Con el desarrollo de nuevas tecnologías y la producción en masa, los costos suelen bajar, y esto es lo que ha ocurrido en los últimos 10 o 15 años.
La mejora en las técnicas de producción, el incremento de la demanda y la intensa competencia provocaron una reducción en los precios de las turbinas y paneles solares, lo cual aumentó aún más su uso y difusión.

Políticas de inversión
Y, por otra parte, las políticas de numerosos gobiernos de otorgar subsidios para impulsar a las jóvenes industrias verdes continúan en boga.
China, en particular, -que atraviesa una crisis por la contaminación del aire- preside el mayor programa de inversión en energía limpia que nunca antes se haya visto.
El gobierno de Pekín se encuentra bajo presión de su sus ciudadanos de hacer algo para combatir la contaminación y una de las respuestas más obvias es favorecer la inversión en energías renovables.
Por más profundo que sea el cambio en el precio del petróleo, es muy poco probable que afecte esta decisión. Para Pekín hay demasiadas cosas en juego.
Y, en otros países que se inclinan por apoyar las energías limpias, los ministros no tienen previsto cambiar sus políticas.

Incertidumbre, el verdadero facto de peso
Sin embargo, existen una serie de complicaciones.
En algunas partes del mundo, una caída en el valor del crudo provocará un desplome también en el precio del gas, y como el gas es una de las energías que compite directamente con las renovables, esto, a largo plazo, puede –obviamente- constituir una amenaza.
Mientras tanto, en Estados Unidos, la revolución del gas de esquisto generó tal cantidad de gas, que su valor casi colapsó, lo cual pondría en riesgo a la energía solar y eólica si no estuviesen protegidas por las políticas del gobierno.
No obstante, esta situación podría cambiar en el futuro.
Después están las energías verdes diseñadas para el transporte más que para la generación de electricidad.
Estas pueden correr más riegos.
Los biocombustibles empiezan así a parecer más caros, en comparación con el petróleo.
Sin embargo, el factor de más peso es uno de los menos tangibles: la incertidumbre.
Nadie sabe hasta cuándo el precio del petróleo permanecerá bajo. ¿Menos de un año, un año, varios?
Quienes trabajan en el sector de las renovables dicen que eso, la volatilidad, es precisamente la razón para optar por las energías verdes: los precios son más estables.

Acuerdo
Otro factor que entrará en juego a fin de año es la cumbre sobre cambio climático en París.
Allí se reunirán representantes de cerca de 190 países con la misión de llegar a un acuerdo para recortar emisiones de gases con efecto invernadero.
Las ideas que pondrán sobre la mesa están centradas en reducir el uso de combustibles fósiles.
¿Será el precio del petróleo el invitado no deseado a la mesa de conversaciones?
Seguramente, las delegaciones de las economías petroleras –Rusia, Irán y Venezuela-, no estarán de un humor brillante. Arabia Saudita probablemente vuelva a exigir una compensación en caso de que el mundo abandone el uso de combustibles no renovables.
Y, para concretar soluciones, estas cumbres necesitan consenso y concesiones.
Por otro lado, muchos creen que si bajar los precios del petróleo ayuda a impulsar el crecimiento en los próximos meses, algunos gobiernos, especialmente los europeos, pueden sentirse más seguros económicamente como para implementar más medidas para frenar el calentamiento global.
De acuerdo a este razonamiento, el fracaso de la última cumbre –en 2009 en Copenhague- se debió a que los líderes estaban demasiado distraídos y debilitados por la crisis bancaria y financiera que todavía estaba en desarrollo.
Y, con ese escenario en mente, si se llega a un acuerdo, no importa cuál sea, seguramente implicará el desarrollo de más energías renovables, independientemente del precio del petróleo.
Esta es una perspectiva, pero hay muchas otras. He hablado con muchos expertos en este campo y ninguno de ellos tiene certezas.
.
Posted: 03 Feb 2015 04:00 AM PST


El 80 % de las aguas residuales mundiales no se descontamina, según la ONU

Fecha de Publicación
: 03/02/2015
Fuente: EFEVerde
País/Región: Internacional


El 80 % de las aguas residuales mundiales no reciben un tratamiento adecuado para evitar la contaminación y la propagación de enfermedades, una situación que perjudica sobre todo a los países menos desarrollados, denunció hoy la ONU en un informe.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) instó a los gobiernos a convertir el tratamiento de las aguas residuales en una prioridad para la agenda del desarrollo que debe aprobarse para dar continuidad a los Objetivos Del Milenio (ODM), que concluyen este 2015.
“No podemos seguir consumiendo agua en cantidades cada vez mayores y verterla sin tratar en los ecosistemas de los que dependemos para mantener la vida”, insistió en un comunicado desde Nairobi el secretario general del PNUMA, Achim Steiner.
El informe, titulado “Gestión de Aguas Residuales“, señala que el daño ocasionado por las aguas residuales a los ecosistemas y la biodiversidad es “grave” y advierte que supone una amenaza para la salud humana y la actividad económica.
Se estima que las poblaciones urbanas se duplicarán en las próximas cuatro décadas y que 21 de las 33 megaciudades del mundo están en la costa, donde los vertidos de aguas sin tratar ponen más en riesgo el ecosistema.
”Se ha descuidado la gestión de las aguas residuales en un afán de comercializar la producción de agua potable”, señala el informe elaborado por el PNUMA, ONU Hábitat y la OMS, y esto afectará al desarrollo económico y a la salud pública.
La directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, la doctora María Neira, destaca cómo el uso informal y poco seguro de las aguas residuales puede poner en peligro la salud de los agricultores, las comunidades locales y los consumidores.
Según el informe, los países en desarrollo poseen sólo el 8 % de la capacidad necesaria para tratar las aguas residuales de manera efectiva.
Los países donde menos se tratan las aguas residuales son los del Sudeste Asiático, los de la zona del Mar Caspio, el Caribe y África.
En el caso de África subsahariana, el Informe sobre Agua y Saneamiento de 2014 publicó que más de 547 millones de africanos no tienen acceso a servicios básicos de saneamiento.
Enfermedades, muertes prematuras y absentismo escolar provocados por la contaminación del agua están costando miles de millones al año al Producto Interno Bruto (PIB) del continente, afirmó la ONU.
Las Naciones Unidas instaron a los gobiernos a que la gestión de las aguas residuales sea un objetivo del desarrollo con vistas a la próxima conferencia sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible, Hábitat III, que se celebrará en Ecuador en 2016.
.
Posted: 03 Feb 2015 04:00 AM PST
Brasil, la sequía y el precio de la deforestación

Fecha de Publicación
: 03/02/2015
Fuente: Infolatam
País/Región: Internacional


El nombramiento como nuevo ministro de Ciencias de Aldo Rebello, un conocido “negacionista” del cambio climático, por la presidenta Dilma Rousseff ha inquietado a los ecologistas brasileños. No es para menos. En sus días como fogoso congresista del Partido Comunista, Rebello tildaba de “agentes del imperialismo” a quienes atribuían el calentamiento atmosférico a la actividad humana.
La impresión de que Brasil va a liberalizar aun mas sus leyes medioambientales para impulsar el crecimiento económico la refuerza el hecho de que la nueva ministra de Agricultura, Kátia Abreu, portavoz del poderoso ‘lobby’ agrícola y senadora por el Estado de Tocantis, haya colaborado estrechamente con Rebello en la reforma de las leyes de protección forestal en el Congreso federal.
Lo paradójico del caso es que ello ocurra en medio de la mayor sequía que haya afectado al país en casi un siglo, una crisis hídrica directamente relacionada con la deforestación amazónica. Sao Paulo, la ciudad más poblada del hemisferio, está sometida a crecientes restricciones del uso de agua debido a que el sistema acuífero de Cantareira, cuyos seis reservorios suministran agua al 45% de los casi 20 millones de habitantes del área metropolitana paulista, está actualmente en el 6% de su capacidad.
En las dos primeras semanas de enero, en plena estación lluviosa, las precipitaciones en el estado de Sao Paulo –responsable del 30% del PIB brasileño– apenas superaron los 7,1 centímetros, muy por debajo de la media habitual del mes, de 27,1 cms. Como resultado, en algunos barrios residenciales el agua se corta en las noches desde las 10 pm, mientras que restaurantes y bares han comenzado a utilizar vajilla desechable para evitar lavar platos y vasos. La policía se ha visto obligada a escoltar a los camiones cisterna que llevan agua a las favelas y a los pueblos del extrarradio paulista para impedir que sean asaltados.
Sabesp, la empresa pública de gestión del agua del estado y que durante meses ignoró la amenaza de la sequía, ha anunciado inversiones por valor de 1.900 millones de dólares para construir dos plantas de reciclaje de agua y 29 nuevos reservorios. Pero todo ello servirá de poco si no vuelve a llover como antes. La falta de lluvia y las altas temperaturas van a acelerar la evaporación de las represas, advierte Instituto Nacional de Meteorología. Y en un país que genera el 75% de la electricidad que consume a partir de fuentes hidroeléctricas, el racionamiento de energía podría hacerse inevitable si la sequía persiste.
El mayor problema es que la sequía no parece coyuntural. Por el contrario, las evidencias científicas indican que está estrechamente vinculada al cambio climático. Si ello es así, la sucesión de extremos lluviosos y secos ha llegado para quedarse, desmintiendo el viejo dicho de que lo primero que se lleva la lluvia es el recuerdo de la sequía.
Según Carlos Nobre, miembro de la Academia Brasileña de las Ciencias, las enormes extensiones de asfalto y cemento de Sao Paulo generan una “isla de calor” artificial que está reduciendo las precipitaciones en su entorno. Debido a la masiva deforestación de la floresta atlántica, el agua que antes capturaban sus árboles ahora se pierde en riadas de lodo. De hecho, la Serra de Cantareira ha perdido el 80% de sus bosques por la expansión de la agricultura y de las plantaciones de eucaliptos madereros.

Sequía y deforestación
Brasil –el cuarto mayor emisor de gases de carbono después de China, EE UU y Rusia– se había ganado los elogios de la comunidad internacional por haber recortado entre 2004 y 2012 significativamente sus emisiones reduciendo la deforestación de la Amazonía. Pero en 2013 sus emisiones se volvieron a disparar un 7,8%. El Observatorio del Clima, una red de ONG ecologistas, atribuye el fenómeno básicamente a la destrucción de los bosques y al creciente número de plantas eléctricas que queman combustibles fósiles.
Según Nicole Bernex, del Instituto de Investigación y Desarrollo de Francia, los bosques tropicales actúan como una gigantesca esponja que absorbe la lluvia, liberando luego el agua que capturan en forma de corrientes. Ese proceso explica porqué la pérdida de la floresta de la Serra de Cantareira ha aumentado la erosión y alterado los ciclos pluviales.
El problema no se limita a Brasil. La Amazonía, que representa un 15% de la descarga mundial de agua dulce fluvial, actúa como un regulador del sistema climático terrestre. Bernex sostiene que si la pérdida de los bosques amazónicos llega a superar el 30%, frente al 20% actual, se reducirá la liberación de vapor de agua en la atmósfera, con graves consecuencias para el ciclo hidrológico global.
Nobre se muestra de acuerdo con Bernex: “La Amazonía exporta, a través de verdaderos ríos aéreos de humedad, lluvias a casi todo el territorio brasileño, pero también a regiones de Bolivia, Paraguay y Argentina, a miles de kilómetros de distancia”, explica.

Un problema continental
Los efectos del cambio climático ya son claramente perceptibles en el conjunto de América Latina y el Caribe (AL-C), una región de especial vulnerabilidad ecológica. En una reciente conferencia en el Interamerican Dialogue de Washington, Augusto de la Torre, economista-jefe del Banco Mundial para la región advirtió que “si no avanzamos en la eficiencia energética y en reducir la contaminación nos acercaremos aun más al precipicio”.
Entre los principales efectos del cambio climático en la región –2014 fue el año más caliente desde que se llevan registros– están el deshielo de los glaciares tropicales andinos y la progresiva desaparición de los arrecifes de coral en el Caribe.
AL-C solo representa el 9% del PIB mundial, pero emite el 12% de los gases de carbono. El 47% de esas emisiones se debe a la deforestación. La media mundial es del 18% y en Brasil esa proporción es del 75%. Entre 2005 y 2010 la región perdió unos 200.000 kilómetros cuadrados de bosques, una superficie similar a la de Ecuador. Según el World Resources Institute, desde 2000 AL-C ha perdido casi 36 millones hectáreas de selva y sabanas por la ampliación de la frontera agrícola.
Pero algo ha comenzado a cambiar. Entre las iniciativas medioambientalistas más importantes esta el proyecto brasileño ARPA para proteger el 60% de sus bosques amazónicos, es decir, unos 528.000 kilómetros cuadrados, una superficie similar a la de España. Colombia, por su parte, se ha propuesto alcanzar una tasa deforestación neta del 0% en su región amazónica para 2020, lo que implicará proteger 28.000 kilómetros cuadrados de bosques a través del proyecto Visión Amazonía.
En el Perú, que concentra el 70% de los glaciares tropicales del mundo y que han perdido el 20% de su masa en los últimos 30 años, el gobierno de Ollanta Humala ha firmado un convenio con Noruega para dirigir cientos de millones de dólares a la financiación de proyectos de conservación forestal que incluyen la vigilancia por satélite de los bosques amazónicos, el pago por resultados medidos en función de la reducción de emisiones y la emisión de bonos “verdes” que canalizarán inversiones a proyectos ecológicos.
En la conferencia medioambiental de la ONU en Lima (COP20) del pasado diciembre, el país andino se comprometió a reducir su tasa de deforestación neta al 0% para 2021, lo que exigirá reforestar 100.000 hectáreas anuales. La deforestación actual es responsable del 41% de las emisiones de gases de carbono del país.
Pero en el plan de cambio climático peruano no se contempla la titulación de las comunidades amazónicas nativas. De las nueve millones de hectáreas deforestadas, solo un 18% son terrenos privados titulados. El resto está en manos de usufructuarios sin título y de comunidades nativas, que deberían tener una propiedad efectiva de sus territorios –y no solo la cesión para su uso, como ahora– para poder convertirse en sus guardianes mas eficaces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario