Viejas y nuevas alianzas climáticas
en Doha
Fecha de Publicación: 07/12/2012
Fuente:
DW
País/Región: Internacional
Durante
la Conferencia de Doha hay alianzas entre países o grupos de países, ya que sólo
unidos pueden conseguir algo. Si detrás de estas asociaciones ha habido dinero
para comprar votos, a nadie parece importarle.
No ha perdido la esperanza, pero a
Regine Günther del WWW Alemania, el Fondo Mundial para la Naturaleza, le parece
poco probable que la Unión Europea (UE) llegue a ampliar sus objetivos de
protección climática. Por el momento se trata de reducir en un 20% hasta el 2020
las emisiones de efecto invernadero; hasta un 30% les gustaría acordar. Esto
sentaría un precedente sobre todo en las alianzas de la UE con los países
insulares (Alliance of Small Island States- AOSIS) y con los menos desarrollados
(LDC). “Lamentablemente parece que no sucederá”, afirma
Günther.
Las negociaciones en Doha avanzan
lentamente y no se ve un acuerdo. Las delegaciones se encuentran a puerta
cerrada e incluso los miembros de organizaciones no gubernamentales –que están
en contacto con las delegaciones- son parcos en sus conjeturas. Las propuestas
son difusas, las posiciones poco transparentes; nadie quiere pronunciarse en
torno al rumor de que a los países africanos les ofrecen fondos de ayuda al
desarrollo para comprar su voto.
“Alianza de
ambiciones”
La llamada “Alianza de Ambiciones” entre
la UE, los pequeños países insulares y los países en desarrollo levantó olas el
año pasado. A ella se unieron otros países en Durban y lograron, justo a tiempo,
allanar el camino para Doha, en donde se trata de una prolongación del Protocolo
de Kyoto.
Poco queda del ambicioso objetivo de la
UE de lograr un acuerdo medioambiental eficiente. Los europeos no pueden
concertar metas más ambiciosas porque Polonia se niega. Los AOSIS y los LDC
están decepcionados. Partían del supuesto de que la UE estaría de su lado, del
lado de los países más afectados por el cambio climático. Estos se han separado
un poco del “Grupo de los 77”, cuyo portavoz es China, que no permite un acuerdo
más exigente.
“Bali Action Plan”
En 2007, el “Bali Action Plan” fue
precursor de la “Alianza de Ambiciones”. En ese plan, la UE y los países en
desarrollo aunaron fuerzas y, por primera vez, en una declaración final se habló
de cifras concretas para un futuro acuerdo. Estados Unidos quiso impedirlo, pero
no lo logró.
Las alianzas también funcionan al revés,
cuando no les interesan los objetivos medioambientales. Así, la declaración
final de la Conferencia de Copenhague en 2009 nunca fue firmada: Estados Unidos
y China se negaron. Estos dos países y la UE producen el 60% de las emisiones de
efecto invernadero; su voz es decisiva.
Más allá de los
bloques
“Por lo menos dos de los tres grandes
actores tienen que dar un paso adelante”, afirma Christoph Bals, presidente de
Germanwatch. En el pasado, países industrializados y los en vías de desarrollo
estaban enfrentados; “sólo cuando se rompen estos frentes, las negociaciones se
dinamizan”, dice Bals.
Según Dlamini Emmanuel, negociador por
Suazilandia, la confianza es la base para avanzar y para llegar a acuerdos.
Precisamente ése es el problema: la confianza en los europeos se ha enturbiado y
muchos dudan de su apoyo.
“Una alianza para un éxito a corto
plazo no es una oferta atractiva para los pequeños Estados insulares ni para los
países en desarrollo”, dice Regine Günther del WWF. En caso de que la “Alianza
de ambiciones” se diluyera en Doha, la especialista en asuntos climáticos tiene
la esperanza de que se forme otra alianza, una que sí pueda cumplir sus
promesas.
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