Posted:
16 Mar 2013 05:46 AM PDT
Impuestos verdes buscan espacio en
reforma mexicana
Fecha de Publicación: 16/03/2013 Fuente:
IPS País/Región: México
El gobierno de México prepara una reforma
tributaria integral y expertos y activistas ven una oportunidad para que se
incluyan nuevos impuestos, destinados a desalentar actividades económicas
contaminantes. El consumo de combustibles, la fabricación de automóviles y de
fertilizantes, así como la minería, serían sectores pasibles de nuevos
gravámenes con fines ambientales dentro de la reforma, algo a lo que los
empresarios del país ya adelantaron su rechazo. "Los impuestos son un medio
para que los precios de las mercancías reflejen el auténtico valor económico,
ambiental y social de los recursos. Buscan modificar condiciones de consumo,
reducir emisiones contaminantes o mejorar el ambiente", dijo a IPS la académica
Karina Caballero. "Se pueden aplicar impuestos crecientes, graduales",
planteó la especialista de la facultad de economía de la pública Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM). Caballero estudió la aplicación de
impuestos a los combustibles en este país latinoamericano y encontró que, a
mayor ingreso, los consumidores tienden a comprar más gasolina. Mientras, el
incremento de precios no merma considerablemente la demanda. Además, estimó
que los segmentos con mayor renta consumen más combustible y gastan más en
transporte que los de menores recursos. La introducción de impuestos
ambientales se aceleró en la década de los 90, en especial en algunos países
industriales, como Australia, Dinamarca, Holanda, Noruega y Suecia, que gravan
productos energéticos emisores de dióxido de carbono (CO2), vehículos, impactos
al agua o residuos tóxicos. Se consideran impuestos verdes aquellos
destinados a reducir el daño al ambiente o a paliar los efectos de la
contaminación, con el destino específico de los recursos generados a la
conservación, el consumo más ecológico o la generación de tecnologías
ambientalmente más eficientes, entre otros. En América Latina, Brasil
instauró en 1988 el Impuesto sobre Circulación de Mercaderías y Prestación de
Servicios de Transporte Interestatal e Intermunicipal y de Comunicación, que
grava el consumo de algunos bienes y servicios y de cuya recaudación se
benefician más aquellos municipios y estados que más protegen el
ambiente. Costa Rica destina 33,5 por ciento del Impuesto Único Sobre
Combustibles a actividades de conservación. En promedio, los países de la
Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), que agrupa a
casi todas las grandes economías mundiales, México entre ellas, tienen ocho
impuestos ambientales. El organismo informó que la recaudación de impuestos
verdes representó alrededor de siete por ciento de los ingresos tributarios
totales de sus 34 países, entre 1994 y 2007. "La reforma es una buena
oportunidad para aplicar impuestos verdes y que puedan contribuir ecológica y
socialmente", indicó a IPS el economista Mauricio González, director de la
Escuela de Graduados en Administración y Dirección de Empresas del privado
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. El presidente
conservador Enrique Peña Nieto llegó al poder en diciembre con la promesa de una
reforma completa del sistema tributario, a fin de hacerlo más justo y simple,
incrementar la recaudación, promover el ritmo del crecimiento económico y
aumentar recursos para educación y salud. De lo que se sabe hasta ahora del
proyecto que el gobierno negociará en el Congreso legislativo a lo largo de este
año para que entre en vigor en 2014, se destaca que los alimentos y las
medicinas dejarán de estar exentos del Impuesto al Valor Agregado, cuya tasa
actual es de 16 por ciento. México tiene una carga tributaria general de 19
por ciento, una de las más bajas de América Latina. Una alta fuente
gubernamental reveló a IPS que aún no hay una propuesta específica de impuestos
verdes para incorporar a la reforma. Pero nuevas tasas con fines ambientales
podrían sumarse o incrementarse las existentes, dijo. El total de gravámenes
verdes actuales no sobrepasa un punto del producto interno bruto mexicano, según
la OCDE, mientras en el bloque el promedio es de siete puntos. "En México, la
política fiscal ambiental está apenas en gestación", señala el análisis
"Finanzas públicas y medio ambiente", elaborado en 2010 por el Centro de
Estudios de las Finanzas Públicas del Congreso. "La posibilidad de
implementar una reforma de este tipo no ha sido analizada a cabalidad y los
tributos existentes hasta ahora parecen ambiguos en cuanto a su carácter
ambiental se refiere", concluye. Ya existen impuestos a los automóviles
nuevos, a la producción y servicios aplicados al diésel, al gas natural usado en
transporte y a las gasolinas. Pero, dentro de la OCDE, México es la nación con
las tasas más bajas sobre combustibles. En contraposición, los subsidios a la
gasolina, la electricidad y el gas doméstico sobrepasan los 23.000 millones de
dólares anuales, según cifras de expertos. Los ecologistas no han hecho hasta
ahora propuestas específicas de algún nuevo impuesto ambiental. Pero insisten en
que deben eliminarse, al menos progresivamente, los subsidios a los combustibles
fósiles. En 2005, Carlos Muñoz y Sara Ávila, del estatal Instituto Nacional
de Ecología y Cambio Climático, propusieron establecer una escala de tasas de
cero a 15 por ciento para los plaguicidas, según su toxicidad, o imponer un
gravamen de 10 por ciento solo para los más nocivos. En su estudio "Los
efectos de un impuesto ambiental a los plaguicidas en México", publicado en la
Gaceta Ecológica, concluyeron que la industria química no perdería ingresos y
que el consumidor de productos agrícolas absorbería el incremento de los
precios. La investigación "Contaminación agrícola y costos en el Distrito de
Riego 011, Guanajuato", del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM,
halló que un impuesto de 100 por ciento sobre el paratión metílico, un
insecticida muy tóxico, reduciría su consumo a la mitad y contraería el ingreso
del productor en menos de uno por ciento. Pero las cúpulas empresariales
están lejos de aceptar los tributos ecológicos. "Hay que ser cuidadosos, en
la medida en que esos impuestos se apliquen en el mundo y que no afecten la
competitividad del país. México no puede tomar posiciones de vanguardia" y
hacerlo solo, comentó a IPS el presidente de la Comisión de Energía de la
Confederación de Cámaras Industriales, Régulo Salinas. "Se pueden aplicar
impuestos a la electricidad, el gas, el agua. Pero hay que considerar el impacto
social con compensaciones. Puede haber beneficios dirigidos a los sectores de
ingresos más bajos, como subsidio al transporte", aconsejó
Caballero. .
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Posted:
16 Mar 2013 05:41 AM PDT
La vegetación se desplaza hacia el
Norte por el calentamiento global
Fecha de Publicación:
16/03/2013 Fuente: El País País/Región:
Internacional
La vegetación de extensos territorios
boreales y del Ártico se ha extendido en los últimos 30 años hacia el Norte,
entre 400 y 700 kilómetros (entre cuatro y seis grados) más al Sur. Es el efecto
del cambio climático: las temperaturas de la superficie terrestre suben, la
estación de crecimiento de las plantas es más larga y la vegetación se extiende
hacia terrenos en los que antes no podía proliferar. Un equipo internacional ha
hecho el seguimiento de este proceso desde 1982 hasta 2011, con la ayuda de
datos tomados desde satélite, y muestra cómo las plantas han conquistado con un
crecimiento vigoroso extensos terrenos, más de nueve millones de kilómetros
cuadrados (aproximadamente la extensión de Estados Unidos). “Las latitudes
altas del Norte están siendo más templadas, el hielo del océano Ártico y la
duración de la cubierta de nieve está disminuyendo, la estación de crecimiento
de las plantas está alargándose”, resume Ranga Myneni, científico de la
Universidad de Boston y uno de los autores de la investigación, que se publica
en la revista Nature Climate Change. “En el Ártico y en las áreas boreales,
están cambiando las características de las estaciones, lo que conduce a grandes
perturbaciones para las plantas y para los ecosistemas relacionados con ellas”.
En la investigación, financiada por la NASA, participan 21 especialistas de 17
instituciones de siete países. Los científicos, liderados por Liang Xu
(Universidad de Boston), han estudiado la relación entre los cambios en la
temperatura y el crecimiento de la vegetación desde 45 grados de latitud Norte
hasta el Ártico. El territorio cada vez más verde se aprecia en el suelo por el
aumento de los arbustos de cierta altura y de los árboles en vastas regiones de
todo el Ártico circunpolar, siendo un proceso más acusado en Eurasia que en
Norteamérica. Del territorio septentrional con vegetación (26 millones de
kilómetros cuadrados), entre el 34% y el 41% muestra aumento del crecimiento de
las plantas, mientras que disminuye entre el 3% y 5%, y no se aprecian cambios
en los últimos 30 años entre el 51% y el 62% del territorio. Los científicos
achacan el proceso al llamado efecto invernadero amplificado: “El efecto
invernadero empieza por el aumento de las concentraciones en la atmósfera de los
gases que atrapan el calor, como el vapor de agua, el dióxido de carbono y el
metano, provocando el calentamiento de la superficie de la Tierra y del aire a
baja altura”, explica Myneni. “El calentamiento provoca una reducción de la
extensión del mar congelado y de la cubierta de nieve en los territorios que
rodean el océano Ártico, de manera que aumenta la energía solar absorbida por
esa superficie que ya no es reflectante. Esto dispara un ciclo de reforzamiento
positivo entre el calentamiento y la pérdida de hielo marino y nieve,
amplificando así el efecto invernadero de base”. Y puede amplificarse más aún en
el futuro a medida que el suelo se descongele en el Norte y emita cantidades
potencialmente significativas de dióxido de carbono y metano. Los
investigadores han analizado el efecto con modelos de cambio climático y
concluyen que el aumento de las temperaturas puede significar, en el Ártico y
las regiones boreales, un desplazamiento de 20 grados de latitud hacia el Norte
a finales de este siglo, en comparación con el período 1951-80. Pero hay que
tener en cuenta otros fenómenos que tal vez frenen la actual trayectoria de
incremento de las plantas: sequías, incendios forestales y enfermedades pueden
ralentizar su desarrollo. Además, puntualizan, en su crecimiento no solo influye
la temperatura sino también la luz y el agua. Sangram Ganguly, del Centro Ames
de la NASA, explica que se ha detectado más crecimiento en los territorios
boreales entre 1982 y 1992, que entre 1992 y 2011, debido a las limitaciones de
agua en el segundo periodo del estudio. “Los datos de satélite permiten
identificar áreas en la zona boreal que son más templadas y más secas, mientras
que otras son más templadas, pero más húmedas, y solo en la segundas se aprecia
mayor crecimiento de la vegetación”, añade su colega Ramakrishna Nemani, del
mismo centro. Todos estos cambios en el territorio y los ecosistemas
afectarán a las poblaciones que viven allí por su impacto, por ejemplo, es
suministros como la madera o los alimentos tradicionales, advierte otro de los
investigadores del equipo, Bruce Forbes, de la Universidad de Laponia
(Finlandia). “La vida de muchos organismos en la Tierra está íntimamente
ligada a los cambios estacionales de temperatura y disponibilidad de alimento, y
todo el alimento en tierra procede, en primer lugar, de las plantas”, señala
Scott Goetz, del Centro de Investigación Woods Hole (EE UU). “Piense en las
migraciones de las aves al Ártico en verano y la hibernación de los osos en
invierno: cualquier alteración estacional significativa de la temperatura y la
vegetación probablemente tendrá un impacto en la vida no solo en el Norte sino
en otros lugares y de forma que aún desconocemos”. * Publicación del Diario
El País de la edición del 14/03/2013 .
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Posted:
16 Mar 2013 05:19 AM PDT
'La energía atómica es demasiado
cara'
Fecha de Publicación: 16/03/2013 Fuente:
DW País/Región: Internacional
La energía atómica está
dejando de usarse en todo el mundo porque no es rentable, y su importancia será
cada vez menor en el futuro, opina Mycle Schneider, ganador del Premio Nobel
Alternativo. Deustsche Welle: Sr. Schneider, usted es editor del Informe
Mundial sobre el Desarrollo de la Energía Nuclear. ¿Qué nos puede decir sobre
los cambios que se han producido en ese sector luego de la catástrofe de
Fukushima? Mycle Schneider: La energía nuclear está perdiendo significancia
en todo el mundo, eso es un hecho. En resumidas cuentas, se puede decir que la
tendencia a dejar de usar la energía atómica se está expandiendo de forma
acelerada. El número de centrales nucleares disminuye cada vez más, y el
porcentaje de energía atómica en la matriz energética también es cada vez más
bajo: en todo el mundo, hace 20 años era del 17 por ciento, y hoy está en un 11
por ciento.
¿Cuál es, en su opinión, el motivo de esta tendencia
decreciente? El motivo principal es el cambio que se dio en la opinión
pública al respecto, además de factores económicos. La energía atómica se
encarece cada vez más, y hay otras fuentes de energía que se vuelven cada vez
más competitivas.
¿Cuál es el motivo del encarecimiento de la energía
nuclear? Por un lado, las mayor complejidad de las instalaciones, además de
las exigencias en cuanto a seguridad, es decir, para la protección contra
ataques o accidentes, que son cada vez más altas. Eso también tiene que ver, por
supuesto, con la opinión pública, que, con algunas diferencias, hace que, en
general, se refuercen las medidas de seguridad. En muchos países hay centrales
nucleares cuyo funcionamiento debería estar prohibido, tal y como se las opera
actualmente.
¿Cuánto cuesta una hora kilovatio producida a través de
energía atómica, con todos los gastos incluidos? Eso no se puede calcular
exactamente, porque no hay un precio definido para el depósito final de desechos
radiactivos. En todo el mundo no hay un solo depósito de ese tipo, es decir, que
después de 50 años de utilizar la energía nuclear, aún no conocemos el costo
total de la misma. A eso se suma el interrogante sobre el monto para asegurar
una central en caso de accidente. Las estimaciones para la catástrofe de
Fukushima oscilan entre los 130 y los 650.000 millones de dólares. Si se las
asegurara por esas sumas, entonces una hora kilovatio costaría aproximadamente
más de un euro. (…) Pero el costo final no se conoce, y eso dificulta a las
empresas la toma de crédito, que ya de por sí será de varios miles de millones
de euros.
China e India tenían planes muy ambiciosos en el área
energética. ¿Siguen teniéndolos? China es el único país que continúa
apostando a las centrales nucleares de manera masiva, con unas 29 en
construcción. Pero en China se invierte mucho más dinero aún en energías
renovables. Ya antes de Fukushima, invertía unas cinco veces más que en energía
atómica. Y en 2012, calculo que solo la energía eólica produjo más electricidad
que la energía nuclear. También en China la competitividad de las renovables va
en aumento.
En cuanto a Japón, había una enorme fe en la energía atómica
hasta que se produjo el accidente de Fukushima. Ahora, la población es muy
crítica al respecto, pero el gobierno sigue apoyando la energía nuclear. ¿Cómo
ve usted la evolución de ese panorama en el futuro? En Japón tenemos casi una
situación prerrevolucionaria. Desde afuera es muy difícil entender la magnitud
del drama y la conmoción que experimenta la gente. Fukushima no es solo una
catástrofe medioambiental y sanitaria, sino un hecho que ha puesto sobre el
tapete y hasta ha destruido la credibilidad de la tecnología, las autoridades,
el gobierno y la tecnocracia. Eso condujo a una división en la sociedad. Por un
lado, están los operadores de las centrales que, como es lógico, quieren que
sigan funcionando los reactores, y los bancos, los grandes accionistas y las
empresas abastecedoras. Por el otro lado está la sociedad civil, que los rechaza
con vehemencia. En este momento hay solo dos de 50 centrales en funcionamiento,
y la perspectiva de que se los vuelva a poner en marcha, o de que se construyan
nuevas centrales, es muy pequeña.
¿Cómo estima que será la evolución de
la energía atómica a nivel global? Podemos partir de que el porcentaje de
energía nuclear en la producción global de energía seguirá contrayéndose, y que
en las dos próximas décadas solo quedará un pequeño porcentaje de energía
atómica en la matriz energética, probablemente de menos de un cinco por ciento
en 2030. Mycle Schneider es experto en energía nuclear y observador
independiente del desarrollo de la industria atómica global. Es editor del
Informe Anual Sobre el Desarrollo de la Industria Nuclear, docente y asesor
independiente de diversos gobiernos y organizaciones internacionales. En 1997
recibió el Premio Nobel Alternativo por su labor. .
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