Quieren prohibir transgénicos en
Bolivia
Fecha de Publicación: 01/01/2013
Fuente:
AIM
País/Región: Bolivia
Diversas instituciones y
organizaciones sociales, reunidas en Cochabamba ante el anuncio de la
legalización del uso de transgénicos en Bolivia mediante la ley de revolución
productiva se pronunciaron unánime y contundentemente rechazando este
intento.
En una carta al presidente Evo Morales Ayma, las organizaciones
ruralistas de Bolivia le señalan que la seguridad y soberanía alimentaria se
basa fundamentalmente en la propiedad social de las semillas, base de la
producción de alimentos, recurso vital para cualquier país del mundo.
Ese
concepto está muy claro para las empresas transnacionales de semillas que son
también dueñas de los agroquímicos. Es decir, se trata de todo un paquete
tecnológico destinado a fortalecer el poder de dichas empresas sobre la vida.
Las mismas tienen muy claro ese objetivo y en torno a ello, especulan con los
alimentos, generando crisis que son agudizadas por la ineficiente gestión de las
políticas agroalimentarias.
Bolivia es uno de los ocho países más ricos en
biodiversidad y recursos genéticos del planeta y como ejemplo tenemos que
nuestro país es centro de origen de muchos recursos genéticos como es el caso de
la papa, el maíz, cereales, frutas, quinua y otros miles de cultivos andinos y
amazónicos, fuente de vida de nuestros pueblos.
Recursos que son la base de
un verdadero proceso de desarrollo, ya que ninguna persona podría vivir sin
alimento, agua y oxígeno. Por esta razón, el sistema capitalista se apropia de
los mismos, para controlar las economías de los países atrasados como el
nuestro.
La introducción de la soya transgénica a Bolivia, respondió a
intereses particulares y no nacionales. Una prueba de ello, es que dicho
material genético fue introducido de contrabando por un productor brasileño, el
mismo que no fue sancionado y más bien premiado en la gestión del ex –
Presidente Carlos Mesa, con un decreto interministerial que autoriza
temporalmente esta introducción ilegal.
Sin embargo, y cuando los bolivianos
esperábamos lo contrario en el marco del proceso de cambio, en su gestión de
gobierno la siembra de soya transgénica se ha incrementado del 40 al 85 por
ciento, en el marco del comercio “legal” de 48 variedades de soya transgénica,
que ha tenido como consecuencia el incremento de más del 300 por ciento en el
uso de herbicidas, fungicidas e insecticidas, generando un alto impacto social y
ambiental en nuestro país y debilitando la investigación e innovación
tecnológica que durante años llevaron a cabo los centros de investigación y
producción de semillas nacionales.
A más de cinco años de haber autorizado
ilegalmente esta introducción que pone en serio peligro la seguridad y soberanía
alimentaria, además de la competitividad de la soya boliviana en el mercado
internacional, la realidad en el campo nos muestra un panorama diferente al que
nos pintaron las empresas de agronegocios de semillas transgénicas, las mismas
que ha generado más problemas que soluciones a los productores del sector y que
son los siguientes:
1. La soja transgénica es más susceptible a la
roya
2. La soja transgénica ha tenido menores rendimientos que la no
transgénica
3. La soja transgénica se ha convertido en una maleza resistente
a los herbicidas y ahora el productor debe gastar más en herbicidas.
4. La
soja transgénica está contaminando los silos y la maquinaria agrícola de los
productores que están vendiendo soya no transgénica a Emapa, con graves
consecuencias para las empresas procesadoras de alimentos para el consumo
humano.
Ahora con el proyecto de ley que autoriza el uso de transgénicos
y que pretende aprobar la Asamblea Plurinacional, le toca el turno al maíz,
arroz, trigo, caña, cultivos fundamentales en la dieta diaria de los bolivianos
y base de la seguridad y soberanía alimentaria.
¿Queremos repetir la
experiencia de la soja en otros cultivos?
En la Argentina, se ha recomendado
el uso de semillas convencionales de maíz porque no existe diferencia en el
rendimiento con el maíz transgénico. Ese stock de semillas transgénicas que no
venderán las empresas transnacionales, seguramente serán destinadas a la
comercialización en Bolivia, generando contaminación en cientos de variedades de
maíz nativo, patrimonio del Estado boliviano y por lo tanto de las comunidades
que durante siglos las han conservado, multiplicado y sembrado para la
alimentación de millones de bolivianos. ¿De esta manera defenderemos los
derechos de la Madre Tierra?
En referencia al proyecto de ley de Revolución
Productiva Comunitaria y Agropecuaria que deja abierta la puerta a la
legalización de los cultivos transgénicos existentes y su ampliación a otros
organismos genéticamente modificados,exigimos claridad en este tema y que se
establezca en el contenido de la ley la prohibición del ingreso, producción,
importación, comercialización y consumo de todos los transgénicos así como los
paquetes tecnológicos vinculados a ellos, de los que forman parte los
agrotóxicos, debido a que:
•Muestra incoherencia con el artículo 255
inciso 8 de la Constitución, la Ley 3525 y fundamentalmente con los Derechos de
la Madre Tierra y el Buen Vivir que su gobierno pregona.
•Las semillas
transgénicas acaban con la seguridad y soberanía alimentaria y no con el hambre
ya que desplazan a los cultivos destinados a la alimentación humana.
•Las
grandes transnacionales del agronegocio y los empresarios latifundistas son los
únicos que se enriquecen con los paquetes tecnológicos asociados a los
transgénicos, en desmedro de los pequeños productores.
•Está comprobado que
los transgénicos y el modelo al que se asocia constituyen un atentado a los
derechos humanos y de los pueblos, es un una nueva forma de
colonización.
•Las y los campesinos, pueblos y comunidades productoras
seguirán perdiendo la propiedad de las semillas, pagando patentes a las empresas
transnacionales cuando adquieran las mismas o cuando sus campos se contaminen
por los transgénicos.
•La introducción de semilla transgénica atenta contra
la fauna y flora microbiana de los suelos y los agroquímicos asociados
contaminan el agua y la tierra, por tanto destruyen la Madre
Tierra.
•Estudios científicos han demostrado los riesgos para la salud humana
que comportan los transgénicos y establecen la aplicación del principio
precautorio y por ello varios países, entre otros, Italia, Grecia, Suiza,
Alemania y recientemente Perú han declarado moratorias de varios años a los
transgénicos.
•Los transgénicos forman parte de un modelo agroexportador que
implica monocultivos a gran escala, por tanto la ampliación permanente de la
frontera agrícola, destruyendo bosques que no son aptos para la agricultura y
que son fuente de biodiversidad y hábitat de los pueblos originarios.
La
seguridad y soberanía alimentaria que tanto le preocupa a Usted y a nosotros se
consiguen desmantelando el modelo primario agroexportador e implementando
políticas soberanas que fortalezcan de manera eficiente, adecuada y
ecológicamente sostenible la producción de los alimentos para los
bolivianos.
Tenemos la seguridad de que esta exigencia será positivamente
atendida de acuerdo a su política de mandar obedeciendo al
pueblo.
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